Estaba nerviosa, mucho más que cuando iba a
ingresar a Hogwarts 4 años atrás, en esa época no entraba sola, había
muchos otros alumnos de su edad ingresando, alguno ni siquiera habían
oído nombrar al colegio hasta unos meses antes, pero ahora ingresaría a
un colegio con nadie más de su edad a su lado para entrar, un lugar
donde le precedía la fama de sus hermanas mayores, las gemelas quienes
habían dejado Beauxbatons mas o menos a su edad para ir a Hogwarts con
su madre quién tomo el puesto de profesora de Runas Antiguas, jefa de la
casa Ravenclaw y vicedirectora del colegio. Pero a Raquel nadie la
obligaba a quedarse en Londres, solo había elegido ir allí para ver si
encontraba a su padre y ahora que lo había encontrado, su elección había
sido definitiva, iría a Beauxbatons y sería la primera Weasley
O’Sullivan en terminar sus estudios en tan prestigiosa escuela.
Se terminó de peinar su rojo pelo y se observó en
el espejo, ese día había usado sus poderes para tenerlo como
naturalmente era, ondulado y rebelde, con un tinte naranja rojizo. Sus
ojos como el chocolate destacaban entre su piel blanca y sus
innumerables y marcadas pecas.
Tomó su bolso y su valija ya armados desde la noche
anterior y bajo de dos en dos los escalones de la casa seguida de
Sparky el perro de la familia, y guardián personal de su hermano Arthur.
Abajo la esperaban todos al lado de la chimenea, su
madre con su rubio casi blanco pelo con raíces castañas, sus hermanas
mayores, Jannet y Millaray, tan iguales como podían, la primera había
dejado a sus cinco hijos al cuidado de su esposo, Alice con un aire más
soñador que el resto, Arthur con una actitud claramente marcada de que
nada le interesaba aunque todos sabían que estaba ahí porque quería
nadie le había obligado, y por último su padre, que la miraba sonriente
con un aire burlón en los ojos como si pudiera hacer una broma con
cualquier cosa.
- Buenos días… - pronunció y justo
entonces las llamas crisparon y apareció su tío Fred y no terminaban de
saludarlos todos que apareció su hermana adoptiva Victoire con Lottie
en brazos, seguida de su esposo Blaise.
- ¿Esta es tu maleta pequeña zanahoria? – le preguntó su tío Fred acercándose y sin dejar que respondiera se la sacó de las manos cargándola.
-¿Y Hashi Raquel? – preguntó su
madre, Hashi era su jobberknoll, un pájaro menudo de color azul moteado,
que se alimenta de pequeños insectos, se le conoce porque no emite
ningún sonido hasta su muerte, pero en ése momento, lanza un grito que
reproduce en sentido inverso todo lo que el Jobberknoll ha oído en su
vida.
- Aquí mamá – le muestra al pequeño pájaro recargado en su hombro.
- Bien entonces vámonos – apuró su
padre y entonces la única mujer pelirroja de la familia Weasley
O’Sullivan notó que la mayoría había desaparecido por la chimenea, solo
faltaban ella, su madre y su padre.
- Bien, aquí voy – tomo un puñado de polvos flu pronunció claramente el lugar donde iba y con una última mirada a sus padres desapareció…
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Una joven de largo pelo castaño caminaba con aire fastidiado arrastrando su única valija con rueditas por la extensa gare du Nord de
París, mientras mascaba chicle sin consideración alguna a una joven de
cabellos rubios en corte carré que caminaba pasos más atrás y la seguía
en completo silencio.
- ¿Puedes apresurarte? No tenemos todo el día –
regaño la joven de pelo largo mirando a quién guiaba. Esta no pronunció
palabra alguna y solo siguió caminando hasta alcanzarla. Jordi, la
joven rebelde de 7º de Beauxbatons no pudo más que rechistar enfadada – es fastidioso todo esto – murmuro mientras recordaba que su padre le había encomendado la tarea de guiar y cuidar a esa extraña joven que habían encontrado tirada a orillas del Mediterráneo….
Continuara...